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Autor: Ignacio Chavarría Díaz

Información de registro
Identificador 2205041065256
Fecha de registro 04-may-2022 12:53 UTC
Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0

Hoy, paseando, he encontrado una pequeña llave, es una llave normal, plana, gastada, sucia, pero no he podido evitar cogerla y mirar a través de su simplicidad la vida de la persona que la haya perdido. Imagino que habrá sido un engorro llegar a casa o ir a abrir el buzón o la cancela y no encontrarla, pienso en su dueño rebuscando en los bolsillos con cara de preocupación. Una llave no es solo un objeto, es el cancerbero de algo valioso que guardar, algo secreto que esconder, algo frágil que proteger. No sé qué guardaba esta llave, pero imaginar las posibilidades hace que la guarde en mi bolsillo y la lleve a casa, al menos rebuscar en mi mente las diferentes posibilidades distrae mis pensamientos de la herida que la separación ha dejado; acabo de firmar los papeles y encontrar la llave de vuelta a casa parece un presagio, algo que abrirá el principio de mi nueva vida, un encuentro premonitorio.

Desde el otro día he encontrado más llaves, hay un anticuario en una pequeña calle de camino al trabajo, tiene montones de objetos interesantes, todos ellos albergan vidas pasadas, fantasmas, el halo de sus antiguos propietarios. Rebuscar en sus estantes y cajas me entretiene, me aleja del dolor y a la vez me hace parecer un voyeur, me siento incómodo observando en público la vida de otras personas a través de sus pertenencias, así que he empezado a comprarlas. En casa puedo dedicarles el tiempo que cada objeto necesita, puedo elucubrar sobre la persona que lo tenía, descifrar su naturaleza a través de las marcas que tenga el objeto, de las manchas, del desgaste.

He tenido que dejar de comprar en el anticuario, mi sueldo no da para estos caprichos por muy necesarios que sean para mí, pero estoy esperanzado e ilusionado, esta mañana he escuchado una conversación del anticuario con su proveedor, es un chatarrero que recoge todas estas maravillas de las casas de la zona y se las vende al anticuario. Voy a esperar que aparezca por la tienda e intentaré negociar con él.

Vivir solo lo simplifica todo, puedo disponer de los espacios en casa como mejor me parezca, no tengo que negociar si lo que pongo aquí o allí combina con otras cosas ni si, a mi entender, es bonito, útil o necesario y a su entender es simplemente basura. Últimamente he estado bastante ocupado, hablé con el chatarrero y me provee de muchas cosas interesantes, el otro día me consiguió varias cajas con papeles, son de una empresa cercana que cerró, hay un poco de todo y revisarlo me hace sentir cómo un espía; hay manuales, documentos internos, cuadernos de los empleados con anotaciones, memorándums, mil cosas interesantes. Todo era para reciclar y seguro que le ha sacado más beneficio vendiéndomelo a mí, pero era una pena que tanta información terminara en pasta de papel, he apilado las cajas en un rincón para revisar todo en cuanto tenga tiempo.

Hoy me han dado un aviso en el trabajo, el gerente me ha llamado para comentar que algunos de mis compañeros se han quejado de mi falta de higiene. ¿Se creen ellos que huelen a rosas? He leído que la ducha diaria no es buena, que mata el Ph de la piel y termina por crear todo tipo de eczemas y heridas, además, el uso del champú debilita el cabello. Para ducharme tendré que sacar los libros de la bañera, la semana pasada encontré en el contenedor de la esquina varias cajas de novelas antiguas, ¿Quién se desprende de algo así?, son parte de nuestra historia, de nuestra juventud, empecé a ver los títulos y no pude resistirme a rescatarlas, las subí a casa y las puse en la bañera, solo temporalmente, hasta encontrar un sitio mejor donde luzcan como merecen. Mi casa no es muy grande y hay bastantes cosas que debo ordenar, las cajas con llaves, la ropa que saque la otra noche del contendor de ropa usada, los libros antiguos, los documentos, los cachivaches del chatarrero, las maravillas que compré en el anticuario, unos lotes de recortes de prensa que voy coleccionando sobre temas interesantes, cajas con bolsas de plástico para reciclar, cajas de pizzas dobladas que podré revender cuando tenga suficientes, bolsas con tornillos, arandelas, clavos, cerraduras, candados, alcayatas, pilas, bombillas y lámparas, todas etiquetadas y rescatadas de mil sitios, cuadros, marcos vacíos y láminas sin marco que tengo que unir, botellas de cristal de colores; un sinfín de cosas necesarias que van llenando mi vida y mi tiempo.

Finalmente me han despedido, es cierto que he faltado algunos días, necesitaba tiempo en casa para recolocar las cosas, también es cierto que finalmente no me duché, tenía que liberar sitio de paso a la estantería para poder vaciar las cajas de libros que ocupan la bañera, pero mi piel se ha desprendido de los olores superfluos de las colonias y los jabones y finalmente tengo un olor natural que no voy a estropear con productos químicos. Tal vez sea la ropa, hace tiempo que no puedo acceder a la terraza de la cocina donde está la lavadora, sé que estará llena de ropa y tengo que ponerla, pero debo primero quitar las bolsas y papeles que me impiden el paso y ¿Cómo hacer eso si tengo que ir a trabajar? Por eso mismo falté esos días. En fin, tampoco es problema, así puedo dedicar mi tiempo a lo importante.

He conseguido en una subasta un lote de tebeos y revistas antiguos, los han traído y estoy colocando todo de nuevo. Al reorganizar las cajas y bolsas se ha creado una nueva estructura en casa, una suerte de pasillos que comunican los sitios necesarios unos con otros, la cama con la pila y el retrete del baño de ahí a la nevera y a la mesa del ordenador desde donde busco oportunidades en subastas. Al reordenar las cosas he perdido la noción de la disposición interior del piso, creo saber dónde está la puerta de salida y tal vez las ventanas, pero no es fácil llegar, necesitaré en algún momento salir a comprar comida, el tema de la basura lo tengo resuelto porque llevo las bolsas a la bañera que liberé finalmente de los libros que realojé en la habitación frente al armario.

Hoy hace un calor sofocante en casa, creo que no abrí las ventanas antes de poner delante las bolsas de ropa, ¿o eran las cajas de películas VHS? Debería buscar la manera de llegar a una ventana o a la puerta. Terminé las latas de conserva el otro día y ya no tengo más alimento que unas bolsas de pasta seca y arroz, pero no sé dónde está la cocina así que solo puedo mojarlas con agua caliente en la pila del baño hasta que se reblandecen para comerlos.

He intentado reorganizar los pasillos para llegar a la puerta, pero hay muy poco espacio, debo quitar las cajas y bolsas de delante e irlas amontonando a mi espalda creando nuevos caminos, pero al subirme a las cajas de llaves han cedido y han caído sobre mí. Estoy muy débil y cansado y hay demasiado peso sobre mis piernas y brazos; no consigo moverme para hacer espacio y ponerme en pie, al arrastrarme para intentar salir los objetos a mis pies se han vencido también tirando las paredes laterales, así que ahora estoy literalmente enterrado.

He perdido la noción del tiempo y del espacio, hace unas horas alguien estuvo llamando al timbre, grité lo que pude, pero tengo la garganta reseca y no me sale la voz, además las cajas y bolsas amortiguan el sonido, dudo que me hayan oído. Huelo fatal, la falta de agua, el calor y la comida que he ido ingiriendo estos días me han descompuesto y estar aquí enterrado sin poder acceder al baño no ayuda a mantenerme limpio, ni tan siquiera he podido bajarme los pantalones.

Tengo ahora pleno conocimiento de mi situación, voy a morir aquí, ya ni siquiera tengo sed o hambre, estoy en un estado de paz extraño, parecido a una sedación o a estar drogado. He tenido alucinaciones de todo tipo, pero ahora lo que tengo es una lucidez total, como si pudiera parar el tiempo y ver todo desde fuera de mí, a cámara lenta, sin dolor ni miedo. Tan solo me preocupa qué será de todo esto que me rodea, aquí hay cosas importantes, tesoros rescatados a la destrucción, si no estoy yo puede que desaparezcan y con ellos los restos de vida de sus anteriores dueños. No tengo familia ni conocidos que puedan darse cuenta de mi falta, los vecinos me han estado evitando en la escalera las pocas veces que nos hemos cruzado, del trabajo ya me despidieron y mis amigos hace tiempo que me dieron por perdido. Supongo que en algún momento vendrán a desahuciarme por no pagar el alquiler, espero que el que entre vea el valor de todo esto y lo cuide.

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